jueves, 26 de agosto de 2010

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"O tenía las paredes muy gruesas
o éramos los únicos ocupantes
o los demás no abrían la boca ni para gemir..."

Lupe, Roberto Bolaño.

esa voz rebotaba por todas partes
mientras el entorno se lo permitía,
esa voz es infinita tristeza
almacenada en unos cuantos versos que,
en efecto, son lacónicamente tristes

lancé pronto al carajo todo lo que tenía en mi cabeza,
la música me parecía increíblemente molesta;
una feliz y mal llamada coincidencia hacía rasgar el cielo allá afuera
y mi capacidad de entendimiento la pasé por un embudo:
escuché esa voz sólo una vez
y creo que tengo miedo de escucharla de nuevo

hubiera jurado una patada en el pecho,
pero ahora pienso que en realidad
su voz es un barrenito miniatura,
que perfora sin querer el pulmón izquierdo

una curiosidad intensa, un estremecimiento,
la juventud, la confusión, las repentinas respuestas:
su voz, la que me pone inmensamente triste,
es una planta carnívora que vive hondo en el pecho
y que sólo muerde por supervivencia